miércoles, 19 de noviembre de 2008

España, entre los nueve países que secuenciarán el genoma de los 50 cánceres más frecuentes


El secretario de Estado de Investigación asegura que con este proyecto se entra "en el G-9 de la ciencia

El secretario de Estado de Investigación, Carlos Martínez Alonso, ha declarado hoy que con la participación de España como socio fundador del Consorcio Internacional del Genoma del Cáncer (ICGC, en sus siglas en inglés), que pretende identificar en cinco años las alteraciones genómicas de los 50 tipos de cáncer más comunes, "se ha logrado la presencia en el G-9 de la ciencia". España se propone secuenciar en 2013 el mapa genético de la leucemia linfocítica crónica (la más común entre los adultos de los países occidentales). A ello se dedicarán 1.600 científicos.

El proyecto, que en España será desarrollado por el doctor Elías Campo, del hospital Cliníc de Barcelona, supondrá una inversión de 15 millones de euros. También forman parte del consorcio, Canadá, que estudiará el cáncer de páncreas; Francia que analizará los subtipos de hígado y mama; India, que analizará el cáncer de boca; Japón, que centrará su investigación en el subtipo de hígado; Reino Unido, que ha seleccionado varios subtipos de mama, y Australia, que aún no ha publicado el tipo a analizar. Además, Estados Unidos cooperará con el ICGC a través del proyecto The Cancer GenomeAtlas (TCGA), una iniciativa dirigida a explorar las bases genéticas de tres tipos de cáncer en cerebro (glioblastoma multiforme), pulmón (carcinoma escamoso) y útero (adenocarcinoma seroso).

Dada la gran complejidad del ADN individual, cada país deberá secuenciar al menos 500 muestras de cada tipo de cáncer en estudio, "lo que supone un proyecto del orden de 25.000 veces más complicado que fue la secuenciación del genoma humano".

Dentro de cinco años, cada país deberá publicar las primeras conclusiones de manera gratuita y on line, lo que "permitirá una información directa e inmediata sobre los otros 49 tipos de cánceres que los demás grupos participantes en el consorcio están obteniendo".


(articulo de "El País")

jueves, 13 de noviembre de 2008

Robert Muller se morirá en unas siete semanas... pero sigue entrenando

El portero de la selección alemana de hockey hielo se muere y él lo sabe. Quiere que sea sobre unas cuchillas

Muller está ofreciendo una auténtica lección de coraje

Muller está ofreciendo una auténtica lección de coraje

Carlos R. Galindo

Su historia es de las que revuelven las tripas y humedece el lagrimal de los ojos. Llega a lo más profundo del corazón. Robert Muller, portero de la selección alemana de hockey hielo, sabe que va a morir. Apenas le quedan siete semanas de vida. Ya se lo han comunicado los médicos. A sus 28 años, fue sometido a una segunda operación para tratar de arrancarle un tumor de su cabeza, pero no hay nada que hacer. La enfermedad es irreversible. A pesar de la terrible noticia, a Muller aún le quedan ganas de vivir y se entrena a diario. Quiere defender la meta de su equipo, los Kolner Haie... mientras le quede un soplo de vida.

La noticia ha conmocionado a sus compatriotas, informó ayer la agencia DPA. Todo empezó con unos mareos en noviembre de 2006, que le obligaron a abandonar la Copa de Alemania que se disputaba en Hannover. Le hicieron todo tipo de pruebas. Los estudios confirmaron la existencia de un tumor maligno en la cabeza, que le fue extirpado parcialmente. Después llegaron las tortuosas sesiones de quimioterapia, la radioterapia... Casi tres meses después, el arquero volvió a calzarse las cuchillas. Parecía un milagro.

En la temporada pasada fue uno de los artífices del subcampeonato para su equipo y también participó en el Mundial de Canadá. En esas fechas, se declaró muy afortunado. Muller sabía que la media de supervivencia de este tipo de tumores no pasa del año y sólo un tres por ciento resisten cinco, explicó Wolfgang Wick, el oncólogo de la clínica universitaria de Heidelberg.

El nuevo golpe llegó el pasado mes de agosto, cuando en un control rutinario los médicos detectaron que el tumor había vuelto a salir. Esta vez era más grande que antes, presionaba los vasos sanguíneos... Se le practicó una nueva intervención, pero fue imposible extirpar todo el tumor. Desde entonces, Muller tiene la certeza de que no hay nada que hacer, que su vida se apaga rápidamente porque el glioblastoma que tiene en su cerebro, de cuarto grado, es especialmente agresivo.

El deportista, casado y padre de dos hijos, no quiere hablar de su enfermedad. Prefiere centrarse en su familia y en la pasión de toda su vida, el hockey hielo: “Deseo jugar por méritos propios “y no por lástima”, explicó. “No tengo dolores de cabeza y me siento bien; sencillamente, tengo que vivir con el tumor. Sólo me queda ser positivo lo poco que me queda de existencia; nada cambiará la situación. No necesito compasión...”, dijo.

COPIADO DEL DIARIO SPORT